Entrada a un búnker de la Avda. Conquistadores.
Somos
una sociedad de usar y tirar, y rápidamente confundimos lo viejo con lo antiguo.
Pero son dos cosas completamente distintas. Un coche puede ser viejo porque se
construyó hace cuarenta o cincuenta años y está muy estropeado, pero si lo
reparamos y lo volvemos a dejar en el estado que tenía al principio, deja de
ser un coche viejo y se convierte en uno antiguo, y tal vez adquiera mucho más
valor del que tenía antes.
Cuántas
veces pasamos por la Avenida Conquistadores de Mazagón y no nos damos cuenta de
la historia que se oculta entre los pinos y la maleza al pie del paseo… Son los
búnkeres de Mazagón, abandonados a su suerte y víctimas de las agresiones
indiscriminadas de la mano del hombre y del deterioro erosivo del paso del
tiempo. Los búnkeres de Mazagón no son viejos, son antiguos.
El
abandono y la piqueta no pudieron terminar con el testimonio del pasado de
otros pueblos. Voy a poner como ejemplo al País Vasco, donde la crisis industrial
de los años 80 dejó en ruinas prácticamente todas las instalaciones
industriales. Fábricas que ya eran viejas, envejecieron aún más en poco tiempo,
quedando completamente en ruinas, una triste imagen que los vascos no estaban dispuestos
a seguir viendo. Muchos trabajadores fueron reconvertidos en otros empleos, y
otros perdieron su medio de vida, su sustento, pero lo que no estaban
dispuestos a perder era su pasado, su historia. Estos ciudadanos vascos lucharon
incansablemente por ello y consiguieron su objetivo. Hoy, cerca de medio
centenar de elementos industriales que iban a ser convertidos en chatarra,
gozan de la máxima protección legal del Gobierno Vasco.
Es
el caso del último gran vestigio industrial de la margen izquierda de la ría de
Bilbao, el horno alto número uno de Altos Hornos de Vizcaya, situado en la
localidad de Sestao, que sobrevivió de una manera digna al final de su vida
productiva, siendo rehabilitado y declarado por el Gobierno Vasco como Bien de
Interés Cultural, con la categoría de Monumento.
Los
vascos, muy sensibilizados con la historia de su pueblo han recuperado también
el llamado Cinturón de Hierro de Vizcaya,
una serie de trincheras, túneles y búnkeres que se construyeron durante la
Guerra Civil Española en la costa y los montes que rodean Bilbao. Se trata de
una línea de defensa de 80 kilómetros de largo en la que trabajaron en su
construcción más de 8.000 personas. La labor de su recuperación no ha sido
fácil, dado que en los años cincuenta se volaron los techos de las
fortificaciones para aprovechar la ferralla de la estructura, dado su alto
valor.
Los
búnkeres de los montes de Bilbao se diferencian de los de Mazagón, en que en su
construcción se utilizó más la piedra que el hormigón, a excepción del techo
que es completamente de hormigón.
Un poco de historia
Los
búnkeres de Mazagón fueron construidos durante la II Guerra Mundial para
proteger la costa onubense por mar y aire en previsión de una posible invasión
de los aliados. El 8 de noviembre de 1942 las fuerzas navales británicas y
norteamericanas desembarcan en el norte de África, por lo que la guerra estaba
demasiado cerca ya del territorio español. Esto inquieta al General Franco, y a
principios de 1943 manda construir estas fortificaciones desde la costa de
Cádiz hasta Huelva, desplegando varios batallones de soldados a lo largo de
toda la playa. Solamente en la zona del campo de Gibraltar hay registrados más
de 500 búnkeres.
Los
de Mazagón son del tipo nido de ametralladora, y fueron construidos por los
propios soldados de reemplazo y por un grupo de presos republicanos de un campo
de concentración que estaba en las inmediaciones del faro de Mazagón. Estos
presos construyeron también la carretera
de Mazagón a Palos de la Frontera.
La
vida cotidiana de los presos del campo de concentración era muy dura,
trabajaban continuamente en la construcción de los búnkeres, con el mínimo
descanso y muy mal alimentados, aunque siempre buscaban un rato de ocio para
darle sentido a sus vidas con las actividades que más les gustaban. En las
canteras donde extraían la arena para estas construcciones murió mucha gente
por el agotamiento y el hambre. La gente de los pueblos cercanos les llevaba
comida con mucha frecuencia. A veces ayudaban a los pescadores a jalar de la
red de jábega, un arte de pesca tradicional que requería mucho esfuerzo para
arrastrar el pescado a la orilla; a cambio, los pescadores les regalaban un
pequeño rancho de pescado, todo un banquete del que disfrutaban ese día. Y así,
con la caridad de vecinos y pescadores pudieron sobrevivir en aquel campo de
concentración, hasta que fue cerrado una vez que desapareció la amenaza del
desembarco y, tanto, presos como soldados fueron trasladados a un
acuartelamiento en Palos de la Frontera.
La
misión de los seis búnkeres de Mazagón era defender la entrada de la ría de
Huelva. Hubo muchos muertos, pero no por los tiros, ya que la guerra nunca
llegó hasta aquí, sino por el paludismo o malaria, una enfermedad que
transmiten los mosquitos hembra.
Como
apoyo a estas fortificaciones se construyó un aeródromo militar en la Punta del
Sebo, en Huelva, y se desplegaron regimientos de infantería entre Isla Cristina
y Mazagón. Los soldados estuvieron más de un año con el dedo en el gatillo
esperando a un enemigo que nunca llegó, pasando hambre y todo tipo de
calamidades¨.
¨Espías y neutrales: Huelva en La II
Guerra Mundial. Jesús Ramírez Copeiro del Villar.
Búnker de la Avda. Conquistadores.
Su
estructura es monolítica, en forma de trébol, con todas sus aristas redondeadas
para repeler el impacto de las balas; formada de doble ladrillo macizo, rellena
de hormigón armado y cimentado sobre una base de arena dunar. Se accede a él a través
de 5 escalones de 70 x 45 cm, por una entrada de 070 x 1,90 m.
Tiene
dos habitáculos. El primero es el de descanso y munición, es rectangular y
tiene ocho nichos para guardar la munición; y el segundo es la cámara de
combate y vigilancia, con tres aspilleras que miran hacia la playa, por las que
vigilaban al enemigo y donde iban apoyadas las ametralladoras. Se accede a él a
través de dos escalones de 30 x 50 cm. De los seis búnkeres, los que mejor se
conservan son los tres ubicados en la Batería Militar El Picacho. ¿Quién mejor
que los militares para conservar estas fortificaciones?
Plano de la cámara de combate.
Proceso de protección
Foto
aérea de ese gran proyecto urbanístico que se pretende realizar en la segunda
línea de playa de la avenida Conquistadores, donde están ubicados dos búnkeres.
El
proceso de protección de estas fortificaciones fue una tarea larga, pronto se
cumplirán 12 años desde que se iniciaron las primeras gestiones con los
Ayuntamientos de Palos de la Frontera y Moguer, así como con la Junta de
Andalucía. Fue en enero de 2008, poco después de formalizarse la venta de las
parcelas donde están ubicados los dos búnkeres de la Avda. Conquistadores, a la
empresa sevillana Puerta de Alfarache S.L., que pretendía realizar un gran
proyecto urbanístico en la zona. Fue entonces cuando empezó la preocupación de
algunos miembros de los que hoy conforman la Asociación Cultural Búnkeres de
Doñana y Mazagón, por el futuro de estas fortificaciones, que se podían
convertir en escombros si no se actuaba rápido. Afortunadamente la crisis
inmobiliaria vino a frenar lo que ya parecía irremediable, mientras que los
trámites para su recuperación seguían adelante.
Afortunadamente,
los búnkeres de Doñana y Mazagón están ya incluidos en el Inventario del Plan de Arquitectura Defensiva de Andalucía y el
expediente remitido a la Dirección de Bienes Culturales de la Consejería de
Cultura de la Junta Andalucía, ya que pasaron a ser integrantes del Patrimonio Histórico Andaluz. Hasta entonces podían
ser destruidos y no pasaba absolutamente nada.
Recreación realizada por Antonio Serrano León.
Estas
edificaciones son un referente cultural e histórico de Mazagón, y se podrían convertir en un espacio abierto al
disfrute de todos los ciudadanos. Además, se podrían utilizar también como un
espacio didáctico para enseñarles la historia a los escolares. Los búnkeres no
alcanzarán un valor histórico hasta que no superen los cien años de antigüedad,
pero sí pueden ser declarados Bien de Interés Cultural, competencia ésta que le
corresponde a la Delegación de Cultura de Huelva. Sin embargo, su restauración
correría a cargo de los Ayuntamientos de Moguer y Palos de la Frontera, una
restauración que no supondría un gran desembolso económico y que sería un atractivo turístico más para Mazagón. En enero
de 2019, la Asociación Cultural Búnkeres de Doñana y Mazagón presentó en el
Ayuntamiento de Palos de la Frontera un proyecto de restauración y puesta en
valor de los búnkeres de la avda. Conquistadores de Mazagón.
Los
búnkeres de Mazagón llevan 76 años en el olvido, pero lo cierto es que estas
fortalezas militares, de las que muy pocos sabían de su existencia, están
siendo conocidas a raíz de los diferentes artículos que desde hace varios años
están saliendo en la prensa. En octubre de 2015, el Colegio Oficial de
Arquitectos de Huelva, con la colaboración de Ánfora Grupo y Croma Cultura,
organizó una visita guiada a los búnkeres de Mazagón y fue un éxito rotundo, ya
que asistieron más un centenar de personas que escucharon las charlas impartidas
por arquitectos, historiadores, arqueólogos, investigadores históricos y
técnicos.
Proteger
los bienes que integran el Patrimonio Cultural de esta localidad es
responsabilidad de todos nosotros, para luego poder transmitir estos valores a
las generaciones venideras.
José
Antonio Mayo Abargues
Presidente de la Asociación Cultural Búnkeres
de Doñana y Mazagón