PLATAFORMA CAÑÓN BATERÍA DE COSTA
Plataforma
de un cañón de costa situado en la urbanización Chicago (Mazagón), donde estaba
la antigua Batería El Picacho. Después del incidente del crucero Miguel de Cervantes en el verano de 1936, VER esta Batería fue trasladada
al final de la urbanización Ciparsa, donde actualmente se encuentra. El motivo
fue su mala ubicación, ya que estaba a tiro del enemigo y podía poner en
peligro el faro de Mazagón.
No habiendo recibido respuesta
alguna a mi solicitud, el 26 de julio de 2011, me dirijo al nuevo alcalde de
Moguer, Gustavo Cuéllar, para que retome o inicie las gestiones para recuperar
este cañón.
SEIS
AÑOS EN EL OLVIDO
Un cañón del siglo
XVIII estuvo depositado durante más de seis años en las dependencias del
Cuartel de la Guardia Civil de Mazagón.
Cañón
del siglo XVIII en las dependencias del Cuartel de la Guardia Civil de Mazagón.
LA
HISTORIA
Todo
comenzó en el año 2005, cuando un equipo del Servicio de Protección de la
Naturaleza de la Guardia Civil (SEPRONA), fue alertado de que en la parcela de
un domicilio privado de Mazagón se encontraba un antiguo cañón de 18 libras del
siglo XVIII, que sus propietarios tenían como adorno, concretamente en un chalé
de la calle Diego de Almagro, propiedad de María Vivancos Anguita. El cañón,
que posiblemente pudiera pertenecer a la dotación que artillaba el “El Rayo” o
al “Monarca”, barcos que pertenecieron a la Armada Española, los cuales
participaron en la Batalla de Trafalgar en 1805, y que un temporal de Levante
los llevó a naufragar en Arenas Gordas o playa de Castilla.
Los
agentes le comunicaron el motivo de su presencia allí, y la propietaria, que
dijo desconocer la procedencia del mismo, no puso ningún impedimento para que
fuera retirado de su propiedad y llevado a las dependencias del cuartel de la
Guardia Civil de Mazagón, donde se confeccionó un acta y se puso a disposición
de la Delegación Provincial de Cultura de la Junta de Andalucía en Huelva, en
aplicación de las Leyes de Protección del Patrimonio Histórico.
Nadie
muestra ningún interés por este cañón, ya que hay miles de piezas de este tipo
que aparecen constantemente en dragados o excavaciones, y hacerse cargo de ella
con el fin de restaurarla y catalogarla suponía un problema, por lo que deciden
dejarla en un almacén de las dependencias del Cuartel de la Guardia Civil de
Mazagón.
En
marzo de 2006, María Vivancos Anguita, solicita a la Delegación de Cultura de
Huelva, una indemnización por la entrega del cañón, alegando al respecto que el
citado cañón se encontraba en la parcela de la finca de su titularidad desde
hacía más de cuarenta años por lo que entendía que la propiedad correspondía al
titular de dicha parcela, sin perjuicio de la legitimación de la Administración
competente para la solicitud de entrega del bien, debido a su carácter histórico.
En
febrero de 2008, la Dirección General de Bienes Culturales deniega el premio
por hallazgo a María Vivancos, por considerar que se ha producido un claro
incumplimiento de las obligaciones del descubridor, y propietario del inmueble,
al no comunicar ni depositar el hallazgo en la forma y condiciones ordenadas
por la Administración Cultural y la legislación vigente.
TRES
AÑOS DE INVESTIGACIÓN
Desde
de que tuve conocimiento que en las dependencias del Cuartel de la Guardia
Civil de Mazagón se encontraba este cañón que había sido requisado, no he
cesado de hacer gestiones para tratar de recuperarlo y colocarlo en un lugar
público de Mazagón para el conocimiento y disfrute de todos los ciudadanos. Han
sido tres años de investigación en los que he realizado numerosas consultas y
entrevistas, para intentar conocer su procedencia y agilizar los trámites de
este expediente que llevaba seis años en espera de una resolución. Algunos
resultados de estos trabajos se han dado a conocer en la prensa, concretamente en
el desaparecido Odiel Información.
Su
procedencia aún no está muy clara, y me parece un poco aventurado decir que
este cañón pertenece al navío Rayo, como ha aparecido recientemente publicado
en algunos medios de comunicación. Lo que sí está lo suficientemente claro es
que no fue expoliado, como en un principio se pensó. Cabe la posibilidad de que
pertenezca a este navío, aunque yo la descarté por un momento, ya que le falta
un muñón de los que asientan en la cuñera, algo que no era posible que lo
perdiera en un terreno arenoso como el de nuestra costa, pero después de
consultar varios archivos históricos sobre la batalla de Trafalgar y el navío
Rayo, acepté esta posibilidad, ya que el navío llegó a esta costa tocado por la
batalla y es muy posible que lo perdiera en un bombardeo.
Plano
del navío Rayo.
Mis
primeros contactos fueron con los vecinos de la zona. En una de las entrevistas
pude averiguar que Juan Vivanco, padre de María Vivanco, su última propietaria,
había comprado la vivienda al General de Artillería Vicente Pérez de Sevilla y
Ayala, su primer propietario, que ya tenía el cañón en su parcela desde hacía
varios años. En estas entrevistas me contaron algunas anécdotas graciosas sobre
el cañón, como es el caso de la familia de Antonio Ortiz Moreno, propietario de
la parcela 132 de la avenida Conquistadores. Antonio Ortiz había estado en el
ejército a las órdenes del General Vicente Pérez de Sevilla y Ayala, y estando
un día en la parcela de éste último, frente al cañón, que estaba orientado
directamente a su vivienda, Antonio Ortiz, le dijo: «Mi General, ¿no puede
usted dirigir el cañón hacia otro lado? Es que a veces, cuando miro a su
vivienda me siento intimidado…».
Sobre
su procedencia me contaron varias versiones, pero la más extendida, tanto en
los círculos vecinales como en los ambientes marineros, es la de que el cañón
fue encontrado por un barco de pesca, y los pescadores, que habitualmente iban
a vender sus capturas al General, se lo regalaron y desde entonces permaneció
en esta vivienda.
Posteriormente
contacté con la familia del General, concretamente con una nieta que vive en
Sevilla, que me contó ligeramente algunos detalles que ella recordaba y me
remitió a su padre, hijo del General, que actualmente vive en Madrid; un hombre
de avanzada edad, pero con una tremenda memoria, por todos los detalles que me
contó de Mazagón en aquella época, aunque no supo precisar con exactitud la
procedencia de la pieza. No descartó la versión de los pescadores,
contemplándola como una de las más probables, aunque también me dijo que pudo
ser trasladado desde Cádiz a Mazagón, procedente de unas excavaciones que se
hicieron en los alrededores del castillo de San Fernando, donde habían
aparecido numerosos cañones de este tipo.
Para
terminar la investigación ya solo me quedaba visitar el Cuartel de la Guardia
Civil de Mazagón, con el fin de conocer la pieza y ver el estado en el que se
encontraba, y así lo hice. Un agente me llevó hasta el almacén donde había sido
depositado por el Seprona, y me ayudó a girarlo —dado su considerable peso—,
para poder examinarlo y tomar algunas fotografías.
El
21 de diciembre de 2010, decidí solicitar a los alcaldes de Palos de la
Frontera y Moguer que hicieran las gestiones oportunas con la Comandancia de la
Guardia Civil, con la Delegación de Cultura y con los técnicos competentes, a
fin de recuperar y catalogar esta pieza histórica.
La
misma carta fue enviada al alcalde de Palos de la Frontera, Carmelo Romero.
Los
alcaldes nunca se dignaron en contestarme, aunque me consta, de fuentes dignas
de todo crédito, que Juan José Volante Padilla, el anterior alcalde del
Ayuntamiento de Moguer inició las correspondientes gestiones, a través del
concejal de Mazagón, José Antonio Capelo. Jamás tuve noticia de ello.
El
nuevo alcalde tampoco contestó a mi petición.
Nadie
contesta, nadie dice nada, silencio absoluto, pero parece ser que alguien toma
buena nota de todo ello, y seis años después de haber sido requisado, el cañón
del olvido, esa pieza que no tenía ningún interés para nadie, de pronto se ve
rodeada de numerosas personalidades políticas, culturales, policiales y
empresariales, que se hacían un hueco junto al cañón para poder salir en la
foto en el acto de entrega que la Guardia Civil de Mazagón hizo al museo de
Huelva en abril de este año.
José
Antonio Mayo Abargues
Mazagón, noviembre de 2012