Los búnkeres de Doñana y Mazagón están incluidos
en el Inventario del Plan de Arquitectura Defensiva de Andalucía (PADA).
El proceso de recuperación de estas fortificaciones fue una tarea larga. Pronto hará nueve años que se iniciaron las gestiones para tratar de recuperar los 6 búnkeres de Mazagón, más los 3 del Parque Nacional de Doñana. Fue en enero de 2008, poco después de formalizarse la venta de las parcelas del proindiviso con la empresa sevillana Puerta de Alfarache S.L., que pretendía realizar un gran proyecto urbanístico en la zona; un proceso que duró desde 2005 hasta el 2007, ya que eran cerca de 500 propietarios los que tuvieron que llegar a un acuerdo. Fue entonces cuando surgió la preocupación por el futuro de estas fortificaciones, que se podían convertir en escombros si no se actuaba rápido. Afortunadamente la crisis inmobiliaria vino a frenar lo que ya parecía irremediable, mientras que los trámites para su recuperación seguían adelante.
Foto
aérea de ese gran proyecto urbanístico que se pretende realizar en la segunda
línea de playa de la avenida Conquistadores.
En
enero de 2008 se envió una carta al entonces Delegado Provincial de la
Consejería de Cultura de Huelva, Juan José Oña, solicitándole la recuperación
de los citados búnkeres de la Avda. Conquistadores, lo que implicaba la
declaración de Bien de Interés Cultural y su posterior restauración. Esa misma
carta fue enviada a Juan José Volante, alcalde de Moguer y a Carmelo Romero, alcalde
de Palos de la Frontera. No contestaron ninguno de los tres.
Nueve meses más tarde
(el 6 de octubre de 2008), al seguir sin respuesta a esta solicitud, y por
temor a que se fueran a iniciar las obras del proyecto urbanístico del
proindiviso, se envía una carta al Servicio de Protección del Patrimonio
Histórico de la Dirección General de Bienes Culturales, con sede en Sevilla,
solicitando la tramitación urgente de Incoación del Expediente para la
declaración de Bien de Interés Cultural de todos los búnkeres de guerra de
Mazagón, incluidos el del parque público y los situados en la Batería Militar
de El Picacho.
Poco después (el
22 de octubre de este mismo mes) se recibe respuesta de la Dirección de Bienes
Culturales, comunicando que se procede a dar traslado de esta solicitud a la
Delegación Provincial de la Consejería de Cultura de Huelva, para su valoración
e informe pertinente.
Pero
no fue hasta ocho meses después (junio 2009), cuando esta delegación se toma en
serio la solicitud y se pone manos a la obra, solicitando al interesado que
aporte todos los datos con los que cuenta. Se aprovecha esta ocasión para
solicitar también, la recuperación de los tres búnkeres del Parque Nacional de
Doñana.
La Delegación de Cultura de Huelva hace su trabajo,
pero guarda silencio. No se digna siquiera a ponerse en contacto con el
interesado, al menos para dar una explicación de la marcha del expediente, a
pesar de las insistentes llamadas telefónicas a la funcionaria responsable, de
las que nunca se sacó nada en claro. Su respuesta era siempre la misma: Estamos
trabajando en ello; estamos recopilando información; ya tendrá noticias
nuestras, y cosas por el estilo. Así pasan dos años, nada más y nada menos que
dos años.
Según
la Ley del Patrimonio Histórico Español cualquier persona puede solicitar la
Incoación del Expediente para la Declaración de un Bien de Interés Cultural. El
organismo competente decidirá si procede. Esta decisión y, en su caso, las
incidencias y resolución del expediente deberán notificarse a quienes lo
solicitan. Sin embargo, en este caso se saltaron la ley a la torera y tuvo que
ser el interesado el encargado de solicitar la información insistentemente.
En
abril de 2011 —tres años después—, se
vuelve a enviar una carta al Delegado de Cultura de Huelva solicitándole
información sobre el Expediente de Incoación de los búnkeres de Mazagón, carta
de la que no se obtuvo respuesta alguna. Se solicita entonces una entrevista
con el Jefe del Servicio de Bienes Culturales de esta delegación, siendo
recibido por dos técnicos, que trataron de disculparle por no encontrarse ese
día en el departamento; es decir, que nadie quería dar la cara. Se les hace
saber la indignación por la falta de comunicación y el silencio tan absoluto
que estaban guardando sobre este expediente. Piden disculpas y prometen que
enviarán en breve toda la documentación solicitada.
En
breve fue un año después, en junio de 2012. En la carta comunican que los
búnkeres habían sido incluidos en el Inventario
del Plan de Arquitectura Defensiva de Andalucía (PADA), y adjuntan
todas las fichas documentales de los búnkeres.